Dentro de cada persona cuerda hay un loco luchando por salir a la luz.

jueves, 3 de abril de 2008

De camino a la nada





Las cosas se suceden unas tras otras como si de un fotograma se tratara. Cuántos rostros pasan frente a nosotros. Cuántos no-conocidos se sientan frente a tí. Suele pasar que ni siquiera reconoces a quien duerme a tu lado. Podemos tener tantas vidas en una misma, y terminar deseando la de otro. Dicen que los dos grandes vicios que nos alejan de la felicidad son la necesidad y el aburrimiento.


No sé si para bien o para mal -hay mucha gente que afirma que nunca es tarde para comenzar de nuevo- estos últimos meses me he sorprendido a mi misma cayendo de picado hacia un vacío existencial. Un agujero negro sin posibilidad de escape alguno. Y la cuestión ahora es qué hacer.


El mundo, la casa, la rutina, el tiempo, el ser te come como si de una mortal aspiradora se tratase. Intentamos, en ocasiones en vano, sorprendernos cada día. Porque hay tanto allí fuera que no conocemos, y somos tan tontos que no lo vemos.


Supongo que ha de ser una de esas típicas etapas filosóficas por las que pasa cada uno. Lo típico que te preguntas de dónde vengo, a dónde voy. O quizás no. De lo que si estoy clara es que soy la chica de los quizases. No hay duda. Me he dado cuenta de que siempre estoy en la cuerda floja, quizás sí, quizás no. Supongo que sería más interesante caerse. O por lo menos terminar de cruzar.


[Mierda, me he tragado una pepita de mandarina. O me muero atorada, o me crece un árbol.]



Un quedarse inmóvil; y en seguida, un correr; no para huir, sino para ir a buscar eso que en vano llamamos felicidad.

No hay comentarios: