-Las rosas rojas se venden a 3 euros- dijo la señora.
Pues mañana a las 11 de la mañana, mucho después de que haya despuntado el sol, a la puerta de tu casa llegarán doce rosas rojas de 3 euros; una tarjeta con buena grafía que, sin embargo, no es la de él. Pero qué más da. Y después, quizás no mucho tiempo después, los abrazos, los besos, los tímidos y ardientes besos puedan costarte 3, 5, o 10 euros. Pero qué más da, ¿verdad?
¡Celebremos, compremos, vendamos el amor que para eso está!
Las flores las marchita el tiempo. Y tu amor también. Los escépticos somos así. No obstante, te deseo larga vida y, si se puede, algo defelicidad.
Y yo que tengo que ser testigo de estas cosas, por favor.
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