Dentro de cada persona cuerda hay un loco luchando por salir a la luz.

viernes, 18 de abril de 2008

Una sospecha...



Sí, a veces, la idea más loca, más imposible en apariencia, se fija con tal fuerza en nuestro espíritu, que uno acaba por creerla realizable. Es más: si esta idea está vinculada a un deseo violento, apasionado, es acogida finalmente como algo fatal, como algo que no puede dejar de ser ni de llegar. Tal vez hay algo más: una combinación de presentimientos, un esfuerzo extraordinario de la voluntad, una autointoxicación por la imaginación, o quizás otra cosa..., no sé, pero aquella noche (que jamás en mi vida olvidaré) me sucedió una aventura milagrosa. Aunque se explique perfectamente por la aritmética, no deja de ser menos milagrosa a mis ojos. Y ¿por qué, por qué esa certidumbre había arraigado en mí tan profunda y sólidamente y desde hacía tanto tiempo? Porque pensaba en ella, repito, no como en una eventualidad posible (y, en consecuencia, incierta), sino como algo que no podía dejar de suceder.


El Jugador, Dostoyevski

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