Dentro de cada persona cuerda hay un loco luchando por salir a la luz.

lunes, 3 de marzo de 2008

Un día me caí...



Y desde ese día no me he vuelto a levantar. Ahora, todos salen cada domingo a andar y yo, aquí sumida en el limbo, sin hacer nada.
¿Volveré a andar? Después de todo, volví a comer después de aquél día. Volví a confiar en los demás y ahora me estoy dando una segunda oportunidad de vivir.
¿Nos hemos de estancar por algún hecho que haya dejado mella en nuestro ser?
¿Seríamos tan egoístas con nosotros y con los demás, como para aparcarnos siquiera una fracción de segundo en un vacío quizás interminable?
"Según las prácticas mágicas de los hechiceros del norte de México, siempre hay un acontecimiento en nuestras vidas responsable porque hayamos dejado de progresar. Un trauma, una derrota especialmente amarga, una desilusión amorosa, incluso una victoria mal asimilada, pueden acobardarnos y detenernos. El hechicero, en su proceso de creciente unión con los poderes ocultos, tiene, antes de nada, que librarse de este "punto acomodador", y para eso debe revisar toda su vida y descubrir dónde se produjo"; El punto acomodador, Paulo Coelho.

Yo quiero volver a andar, quiero cambiar...

¿Que hay que caerse y volverse a levantar antes de echar a andar?
Se hace. Me caigo y vuelvo a comenzar.



Descansamos; una pesadilla puede envenenar nuestro sueño.
Despertamos; un pensamiento errante nos empaña el día.
Sentimos, concebimos o razonamos, reímos o lloramos.
Abrazamos una tristeza querida o desechamos nuestra pena.
Todo es igual, pues ya sea alegría o dolor,
el sendero por el que se alejará está abierto.
El ayer del hombre no será jamás igual a su mañana.
Nada es duradero, salvo la mutabilidad.
Mutability, Shelley

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