Dentro de cada persona cuerda hay un loco luchando por salir a la luz.

jueves, 28 de febrero de 2008

Las mujeres que no conocemos, son vidas que no hemos vivido






Las mujeres que no conocemos conforma, juntamente con Unas fotos en la ciudad de Sylvia y En la ciudad de Sylvia, el último proyecto creativo de José Luis Guerin. Tres formatos diferentes alrededor de un mismo discurso, de una misma temática: la reflexión del cineasta sobre el retrato femenino, el tiempo en fuga y la propia creación cinematográfica. En esta instalación expositiva producida con motivo de la 52 edición de la Bienal de Venecia 2007, Guerin utiliza el montaje fotosecuencial, formado a medio camino entre el cine y la fotografía.
Rostros de mujeres luchadoras, soñadoras, trabajadoras; mujeres que ríen, que lloran de pena y de alegría, mujeres de esas que abundan por las calles, que viajan solas o acompañadas, simplemente, mujeres. Sensaciones de libertad y, a la vez, de inmersión en un mundo desconocido; un mundo que cada uno ha de ambientar.





Desaparecerá. Esa sensación que tienes hoy de poder hacer cualquier cosa desaparecerá. Y volverás a ser un cobarde que no puede decirle a esa persona que la quiere.





Exposición hasta el 30 de marzo en el CCCB

domingo, 17 de febrero de 2008

Lazos, ¿familiares?






<Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera> Anna Karenina, Tólstoi.



Y, ¿la suya?

¿Cómo describirla?

Feliz, infeliz. Cuántos adjetivos más podrían describirla.

Desde las típicas discusiones del sábado por la mañana después de una noche de fiesta. Los problemas de las "torres". El "yo dije esto" y "tú dijiste aquello". Y, por supuesto, la tragedia de
cada día sobre quién recoge la mesa. De vez en cuando -una vez a la cuaresma- surgía algún problema mayor. Fulano o mengano se casa, perenjita está embarazada, tal y pascual se divorcian y el viejo de la esquina ha muerto. ¡Ah!, y los vecinos han vendido. El barrio ya no es lo que un día fue. Pero aquí en la lejanía qué mas da.
(Suspiro) ¡Qué bien sientan cuatro copas de vino con la comida! Incluso esas risotadas de añoranza, que por unos eternos segundos nublan la mente de éstos que hoy se sientan junto a ella. Éstos que ahora están y que mañana no se sabe a dónde irán.


Silencio.

<Sólo hay que bajar la cabeza, cerrar los ojos, concentrarse y recibir el mundo por el oído> Pau Arenós, El Periódico 17/02/2008






Reflexiones de otros sobre mí, sobre nosotros...



A propósito del contrato de inmigrantes del PP;



Los inmigrantes somos los convidados de piedra de las sociedades europeas [...] Las barreras de cemento se erigen o se tumban, pero las murallas creadas en el lenguaje son más difíciles de derrumbar. Si aíslas a un grupo, lo conviertes en un "ellos" ¿sus hijos también serán "ellos" y no "nosotros"?


Santiago Roncagliolo, El País 17/02/2008



No me gustan las corridas de toros, no puedo tutear a la gente mayor y desconocida, no puedo salir de casa con un palillo en la boca, no puedo tirar ni un papelito a la calle, nunca me acostumbré a la impuntualidad, no sé conducir sin los intermitentes para señalar mis intenciones; no puedo no levantarme cuando una mujer se acerca a mi mesa [...] Les aseguro que, en muy pocos días, me quedaría sin puntos.


Boban Minic, El Periódico 17/02/2008


viernes, 15 de febrero de 2008

Marcas indelebles


Prejuicios. No son más que eso.

Prejuicios que dices " te impone la sociedad".

Pero, ¿es que acaso tú no estás también indisolublemente unida a ella?
Inconscientemente o no, te impones unos límites. ¿Cómo esperas que otros te consideren su
igual, si tú no lo haces primero?
Tú misma te censuras, te cohibes, rompes tus sueños y te limitas a vivir según los demás.
El desayuno, almuerzo y cena a la hora en punto deben estar.
La casa has de ordenar y a los hijos sola criar.

De sexo y de política tienes prohibido comentar.

El vestido y los zapatos lustrosos siempre en la fiestas debes portar.

A tu marido tienes que respetar. Sus reproches, engaños y abusos soportar.

Tus deseos y pasiones debes sofocar.
Siempre ser la última en hablar y por la comodidad de todos velar.
Entonces, mujer, ¿qué vas a hacer?

La gracia está en poder decidir. Tú que ahoras puedes elegir, ¿qué caminos piensas seguir?


<Las mujeres se casan siempre antes de 30, si no vestirán santos, aunque así no lo quieran y en la fiesta de quince es mejor no olvidar una fina champaña y bailar bien el vals> Pies descalzos, sueños blancos.

Aire



No puedo respirar. El aire se condensa como en una sala de vapor. El pecho se me oprime y un incesante pitido retumba en mis oídos. La presión sube a mi cabeza, es como un toro que se choca con ímpetu contra mí. El agua cae gota a gota, se pasea por la llanura de mi piel, que un día no será más que pliegues de un pasado amanecer.


Y de repente, aire. Toda mi visión cerúlea.


<Lucero de la mañana préstame tu claridad para alumbrarle los pasos a mi amante que se va> Simón Díaz.

domingo, 10 de febrero de 2008

Esa fatídica fecha...

Hoy me encuentro aquí adelantándome al fatuo acontecimiento que se avecina con relámpagos de besos y amapuches por las vías del metro, nubes de azúcar, lluvias de sms y e-mails con la típica postal sacada de gusanito.com o tarjetavirtual.com, o cualquier otra página de esas a las que se acude en un apuro. Nunca faltan las tarjetitas manuales, así como las que hacíamos en el preescolar para el día de la madre o del padre -yo de éstas me salvaba-, y las compras a última hora, esas que atiborran los centros comerciales, los pasillos de los discos y los libros más vendidos, o las joyerías donde hacen grabados al reverso de los brazaletes o de los dijes. Las flores también se venden mucho y ni que hablar del gran invitado de la velada... el chocolate, de todas las formas y colores. En fin, capitalismo in extremis, la hipocresía sobrevolando nuestras calles, y nosotros los afortunados solteros, vagando solos en este mar...

Hmmm... tanto hablar, tanto escuchar, tanto leer, pero al final siempre llegamos a la misma conclusión. Aquí dejo un texto de Paulo Coehlo que apareció publicado hoy en el suplemento de El Nacional. Con mayor o menor razón pero, en todo caso, reflejo de la realidad...
>> Una amiga mía, Julia, me envió un texto sobre el tema de este artículo. Cuando quise entrar en contacto con ella para saber si era de su autoría, ella ya había viajado y no sé exactamente cuándo va a regresar. Busqué en Internet y ¿saben lo que descubrí? ¡Que existen varios grupos de discusión sobre el asunto! Lo que quiere decir que las mujeres de hoy están buscando razones para enamorarse de personas del otro sexo.


Desde mi condición de hombre, que está de acuerdo con algunas de estas razones, he realizado una lista basada en lo que leí:


–Amamos a los hombres porque no consiguen fingir un orgasmo, aunque quieran.

–Porque jamás nos van a entender, y aun así lo siguen intentando.

–Porque todavía nos encuentran atractivas cuando nosotras mismas ya no conseguimos creérnoslo.

–Porque saben de ecuaciones, de política, de matemáticas, de economía, pero no saben nada del corazón femenino.

–Porque son amantes que sólo descansan cuando alcanzamos (o fingimos) placer.

–Porque han conseguido elevar el deporte a algo parecido a una religión.

–Porque nunca les da miedo la oscuridad.

–Porque se empeñan en arreglar cosas con problemas que están más allá de sus habilidades, y se dedican a ello con entusiasmo adolescente, y se desesperan cuando no lo consiguen.

–Porque son como las granadas: la mayor parte es imposible de digerir, pero las semillas son deliciosas.

–Porque jamás se paran a considerar lo que pensará el vecino.

–Porque siempre sabemos lo que están pensando, y cuando abren la boca dicen exactamente lo que imaginábamos.

–Porque jamás les pasó por la cabeza martirizarse con tacones altos.

–Porque les encanta explorar nuestro cuerpo, y conquistar nuestra alma.

–Porque una chiquilla de 14 años puede dejarlos sin argumentos, y una mujer de 25 consigue domarlos sin mucho esfuerzo.

–Porque siempre les atraen los extremos: opulentos o ascéticos, guerreros o monjes, artistas o generales.

–Porque son capaces de hacer cualquier cosa por esconder su fragilidad.

–Porque el mayor miedo de un hombre es no ser un hombre –lo cual nunca le pasaría a una mujer por la mente (no ser una mujer).

–Porque siempre se terminan toda la comida del plato, y no se sienten culpables por ello.

–Porque les parecen interesantísimos ciertos temas sin gracia ninguna, como lo que les ocurrió en el trabajo, o las características de los autos.

–Porque están dotados de hombros en los que conseguimos dormir sin mucho esfuerzo.

–Porque están en paz con sus cuerpos, a excepción de pequeñas e insignificantes preocupaciones con la calvicie y la obesidad.

–Porque son asombrosamente valientes ante los insectos.

–Porque nunca mienten sobre su edad.

–Porque a pesar de todo lo que intentan demostrar, no consiguen vivir sin una mujer.

–Porque cuando a uno de ellos le decimos "te quiero", siempre pide que le detallemos cuánto.


¿Nos apuntamos al virus o qué? No sé, yo prefiero experimentar un poco antes de caer enferma de amor.