
El inventario del mundo, inconcluso, estaba hecho de chatarra;
vidrios rotos
escobas calvas
zapatillas caminadas
botellas bebidas
sábanas dormidas
ruedas viajadas
velas navegadas
banderas vencidas
cartas leídas
palabras olvidadas y
aguas llovidas.
Arthur había trabajado con basura. Porque toda basura era vida vivida, y de la basura venía todo lo que en el mundo era o había sido. Nada de lo intacto merecía figurar. Lo intacto había muerto sin nacer. La vida sólo latía en lo que tenía cicatrices.
Eduardo Galeano._ Espejos, una historia casi universal
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